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ARTÍCULOS

 

Masculino y Femenino

Principios MASCULINOS y Energías FEMENINAS
 

 

Sven Doehner – México, Julio 2013.

 

 

Partimos de que les hace falta a tanto al hombre como a la mujer entrar en relación consciente con su lado femenino y masculino.  Aparte del tema de genero, estamos aquí hablando de principios experimentados como energías que apuntan hacia actitudes y comportamientos típicos de lo que podríamos llamar el arquetipo de lo MASCULINO, tan diferente al FEMENINO como lo es el ying del yang.

 

Lograr consciencia implica el esfuerzo que requiere una mirada fenomenológica:

la descripción de lo único que tiene cada postura, diferente a la otra.  Hace falta salir de lo aprendido y estereotípico para descubrir la esencia de algo, en este caso lo femenino y lo masculino: a través de su finamente diferenciada descripción.

 

Contando con un marco de referencia que incluye su propio vocabulario, podemos aspirar a sustituir relaciones negativas con principios y energías femeninas y masculinas con relaciones positivas con ambas. 

 

¿ En qué consiste lo auténticamente MASCULINO y FEMENINO ? 

 

Con el fin de esclarecer y poder identificar bien las diferentes posturas – y tener un marco de referencia que puede servir como espejo, para tanto conocernos mejor a nosotros mismos como para tener una clara imagen de cómo nos gustaría ser – se ofrecen las siguientes observaciones:

 

 

Energías esenciales a lo MASCULINO:

(según su descripción fenomenológica)

 

Un movimiento hacia lo interno,hacia lo profundo

ser, estar

actividad invisible

acontece en la oscuridad

contiene, lo concreto y material

lo manifestado   -   lo que es

corazón y cuerpo,

emociones y sentimientos

experimentar

estar en relación

profundidades

dialogar

tomar en cuenta

cercanía

cálido

húmedo

incorporar

recibir

unir, integrar

sintonía con el momento

seguridad en uno mismo

Energías esenciales a lo MASCULINO:

(según su descripción fenomenológica)

 

Un movimiento hacia afuera, un impulso a manifestarse

hacer

actividad visible

le atrae la luz

entiende   -   lo abstracto

la potencialidad e impulso de manifestarlo  

mente   -   pensamientos

mente   -   pensamientos

imaginar            

tener la razón

alturas

ganar

conquistar

lejanía, distancia

frío

seco, árido

separar

dar, penetrar

diferenciar

en una lucha con el tiempo

seguridad en el mundo externo

Siendo así, podemos imaginar como la relación NEGATIVA – en tanto hombre como en mujer – con lo MASCULINO implica traicionar su esencia: en ves de ser activo - es pasivo.  En vez de manifestarse de alguna manera para que el “otro” pueda hacer lo que le hace falta hacer por si mismo, es el “sabe lo todo”.   En vez de hacer algo, cree saber, y con el derecho de dicerle al “otro” todo lo que debería de hacer, según un marco de referencia que no deja de ser propio: uno mismo … realmente no ve al “otro”.  En vez de involucrarse … se mantiene al margen, aconsejando, corrigiendo, criticando.

 

De igual forma, podemos imaginar como la relación NEGATIVA – en tanto hombre como en mujer – con lo FEMENINO implica traicionar su esencia: en ves de ser y estar - hace – hace por el “otro” lo que él o ella podría y debería hacer por sí mismo, fomentando así una dependencia … impidiendo que el “otro” desarrolle y elabore su deseo de hacer las cosas por sí mismo –  revelando en su acción su necesidad de sentirse necesitada.

 

Una relación POSITIVA con lo MASCULINO se reconoce cuando uno es consistente con el principio activo de lo masculino, siendo abiertamente activo: proporcionándole al “otro” lo que le hace falta para poder hacer lo que quiere y necesita por sí mismo, en formas propositivas, constructivas, eficientes y efectivas.  Generalmente son varias cosas las que hacen falta hacer, todas guiadas por la intención de proporcionarle al “otro” lo que le hace falta para hacerlo por sí mismo.

 

 

Una relación POSITIVA con lo FEMENINO se reconoce cuando uno es consistente con el principio activo de lo femenino, activamente Estando / Siendo … definiéndose claramente a sí misma, tomando una postura a partir de lo que para uno mismo es vitalmente importante.

 

 

Tres ejemplos:

 

1.  El niño o la niña de 4 o 5 años, resistiendo ponerse su chamarra para salir al frío

lluvioso en el momento que precisa ya salir … estas escenas usualmente terminan en una lucha de poder en la cual la persona funcionando como madre (negativa) simplemente se lo pone a la criatura, por la fuerza … lo hace por el.

 

La persona con una relación positiva con su lado femenino tomaría su propio abrigo y mientras se lo pone va diciendo: “aunque no quiero ponerme la chamarra, lo voy a hacer porque no me quiero enfermar y luego no podré ir a la fiesta con mis amigos” … con alto grado de frecuencia, el niño o la niña comienzan a ponerse su abrigo, adaptándose a la necesidad del momento en forma que considera propia.  La mamá se plantó en su definición propia y el hijo/hija también.

 

2.  El hombre casado que no puede resistir pedirle a una mujer colega si le puede llamar por teléfono en un plan más personal … parece que la mayoría de las mujeres responderían si, o no – cayendo en decidir por él (madre negativa).

 

Lo que hizo esta mujer, revelando su relación con el polo positivo de lo femenino, fue decir: “Yo no puedo decidirte acerca de lo que tú haces o no haces, ya veré lo que hago yo si es que me llamas”.  Sobra decir que al definirse ella a sí misma, él tuvo que hacer lo mismo: decidió no hablarle. 

 

No subestimemos la fuerza de tomar una postura propia, pues parece que obliga a que los otros en relación con la persona bien plantada tengan que hacer lo mismo: definirse por sí mismos, desde una perspectiva propia.  Si intentamos cambiar al “otro”, nos topamos con resistencia … si cambiamos algo en nosotros mismos, la naturaleza homeostática de la vida obliga a que los otros que comparten el mismo  campo energético se tengan que adaptar y ajustar – si cambia por un lado, tendrá que haber un cambio correspondiente por los otros.

 

3.  El hombre fuerte, dueño y responsable de un restaurant en un barrio peligroso, que de repente ve un grupo de clientes iniciando una bronca que incluye botellas rotas, sillas en el aire, agresión abierta.  Cuando se levanta de su mesa para atender al safarancho, pensaría uno que llegaría con un palo más grande que lo demás para imponer orden (masculino negativo) … pero no, este hombre, conectado con su femenino positivo dijo en voz clara y firme: “Aquí, en este lugar no se permite relajos, vayan afuera y hagan lo que quieran, pero aquí: no”.  Se definió a sí mismo, revelando así su relación positiva con principios y energías femeninas.

 

Otras reflexiones sobre el tema:

 

¿Hasta qué punto la iniciación masculina (o femenina) es un encuentro con una persona del sexo opuesto?  Sin perder de vista que lo erótico no es lo mismo que lo sexual: ¿No será que es más bien un encuentro con lo erótico del propio sexo?

 

Sabemos de mujeres que esperan hacerse mujer con un hombre … y la decepción que invariablemente procede – hasta que se encuentra con su propia feminidad, conciliando su rollo con su mamá, su rollo de ser mujer, para entrar en una relación consciente tanto de su lado FEMENINO como su lado MASCULINO. 

 

Pasa algo parecido con los hombres, que se sienten muy machos por conquistar a muchas mujeres …  sin ver que no saben como relacionarse con otros hombres. 

¿No será que primero hay que hacerse consciente de lo que es ser un hombre que asume positivamente a su masculinidad?  En vez de utilizar a la mujer y lo femenino para evitar ser hombre … mejor primero encontrarse con uno mismo como hombre, luego –desde este lugar– se aborda la relación con el sexo opuesto.

 

Un hombre completo –con una relación consciente con su energía masculina y femenina– es una persona que es fuerte por su capacidad de diferenciar lo que es suyo y propio de lo que es de “otros” – que además siente un orgullo sano de cargar con sus propias penas … sin correr a buscar consuelo cuando se topa y tropieza con  los contratiempos que la vida pone inesperadamente en su camino, sin necesitar que otros lo hagan sentirse bien.

Lo masculino define dónde quiere uno llegar, lo femenino son las tácticas que se toman para poder llegar.

 

Si en la infancia uno no tuvo un espejeo que lo permitiera encontrar un sentido de identidad congruente, tanto hombres como mujeres siguen buscándolo a través de otros, queriendo descubrir “¿quien soy yo?” a través de otros.  Llega un momento cuando el individuo puede reconocer y sentir pena por no haberlo tenido en su infancia a la vez que renuncia seguirlo buscando en su alrededor – el llamado es para girar la mirada hacia lo interno, hacia crear la consciencia de un testigo de uno mismo que puede servir como marco de referencia para lo que se elige en la vida.

Ser un hombre con relación positiva con su lado masculino y femenino está menos interesado en poder personal y más interesado en usar el poder para relacionarme creativa y constructivamente con otros.  El individuo que se define por sí mismo obliga al otro a definirse también.

 

Hay diferentes fases de integración de lo masculino y lo femenino en formas positivas.  Un masculino fuerte e integrado es uno que tiene la capacidad de diferenciarse, en relación consigo mismo y con otros.  La imagen arquetípica de la espada: puede ser utilizada para penetrar y matar – o para hacer una fina diferenciación, un fino discernimiento.  La masculinidad integrada negativamente utiliza la espada para matar – la masculinidad integrada positivamente utiliza su energía para discriminar, discernir, visualizar, orientar, contextualizar y accionar un movimiento creativo y constructivo. 

 

La esencia de lo masculino implica HACER, y la esencia de lo femenino tiene que ver con SER.

 

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